Jóvenes con Alta Sensibilidad en el aula: diamantes escondidos. ¿Cómo hacerlos brillar?

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Trabajar la diversidad en el aula es todo un reto al que día a día se enfrentan los docentes. Da igual si estamos hablando de primaria, secundaria o universidad. Si estamos hablando de educación formal o no formal. Volviendo a retomar las palabras de (ya veis que para mí es un referente): “la vida humana, al igual que todos los tipos de vida en la Tierra, se caracteriza por la diversidad”. Esto significa que el concepto de alcanzar logros en el sistema educativo debería honrar la diversidad natural de las personas, y, por tanto, rescatar la diversidad de habilidades. Para Robinson, la escuela debería ser un lugar donde permitamos que los estudiantes conozcan y comprendan el mundo que les rodea y sus propios talentos, motivaciones y pasiones. Es el único modo de acompañar a los jóvenes a orientarse a una vida plena, satisfactoria para ellos y para la comunidad en la que se desarrollan. Y las escuelas que tienen esta cultura en su ideario enriquecen no sólo a los estudiantes, sino a la comunidad que les rodea, a todo el ecosistema.

Porque el sistema tiende a premiar el éxito académico caracterizándolo de una determinada manera lo que hace que el fracaso sea prácticamente endémico, pero si salimos de ese modo de caracterizar el éxito vemos que las personas pueden conseguir retos que nunca hubiéramos esperado y sentirse satisfechas de sí mismas (Conferencia de Ken Robinson).

¿Por qué traigo este tema de la diversidad hoy? Lo traigo en relación al rasgo de AltaSensibilidad. El rasgo de la Alta Sensibilidad descrito por primera vez por Elaine Aron como #sensory-processing sensitivity, ha experimentado mayor visibilidad y atención por parte de los investigadores en los últimos años. Y me parece que merece la pena que pongamos también foco en el ámbito educativo. Las personas altamente sensibles se caracterizan por procesar la información del entorno de modo más profundo, tener una gran emocionalidad y capacidad de empatía, mayor sensibilidad a sutilezas del entorno como olores, sonidos, texturas o imágenes, y experimentar una sobre-estimulación sensorial y saturación mental.  Esto les hace propensas a sentir estrés o incluso ansiedad si no conocen su rasgo y no tienen herramientas para autorregular su propio sistema nervioso. Pero, al mismo tiempo, tienen una gran capacidad empática, pueden generar lazos profundos con otras personas, y disfrutan enormemente del arte y la creatividad. (Puedes conocer más del rasgo a través de la Asociación de profesionales de la Alta Sensibilidad PAS España y realizar un test validado para la población española para comprobar si perteneces a este grupo de población).

Durante los años que llevo como docente universitaria y psicóloga, me he encontrado con estudiantes que sin duda tenían este rasgo. Hablé ya de esto en otro artículo publicado en relación a los recursos que desde el movimiento y la danza se pueden ofrecer a las personas con alta sensibilidad para ayudarles a regular su sistema nervioso. Cuando tenemos jóvenes con alta sensibilidad en el aula, lo que es muy probable dado que las investigaciones hablan de un porcentaje que puede llegar a un 20% de personas con este rasgo respecto a toda la población, podemos observar ciertos comportamientos y/o actitudes. Podemos observar jóvenes silenciosos, incluso retraídos, sobre todo ante otros compañeros más expansivos e impulsivos. Los jóvenes con alta sensibilidad no se caracterizan por la impulsividad, porque son muy reflexivos y dan muchas vueltas a una idea antes de llevarla a la acción. No siempre son introvertidos, pero necesitan sentirse seguros y cómodos para poder participar. El hecho de que su procesamiento cognitivo sea más profundo puede también interpretarse desde fuera como una falta de atención, pero puede no serlo, sino que se han quedado atentos a una información previa y están procesándola con mayor intensidad. Su amplio rango de emocionalidad puede también hacerles experimentar emociones intensas que no sean bien acogidas o entendidas por los demás. Y también pueden sentir una sobre-estimulación de su sistema nervioso si hay mucho ruido o información visual, y sentirse sobre saturados. Esto les puede generar mayor cansancio y estrés si no saben cómo gestionar el exceso de información.

Al mismo tiempo esta capacidad de procesamiento cognitivo profundo y su capacidad empática entre otros aspectos, hacen de ellos lo que yo llamo diamantes escondidos. Si les creamos el entorno adecuado estos diamantes pueden salir a la luz y brillar. Esto les hará sentirse reconocidos y legitimados en lo que son, en su diversidad, pero al mismo tiempo, contribuirán y enriquecerán su entorno de modo notable.

Hoy me quiero centrar en aportar algunas de las actuaciones que he incorporado en mis clases en el ámbito universitario y que creo que pueden ayudar a otros docentes que tengan en el aula estudiantes con este rasgo. Y las sugerencias, con las necesarias adaptaciones, son de aplicación a cualquier nivel educativo. También en el nivel universitario, para lo cual el profesor tiene que estar dispuesto a asumir el reto de tratar de conocer al alumnado y romper inercias muy establecidas. Todas estas son pautas sencillas y sé que muchos profesores las incorporan el día a día en su intento de llegar a todos los estudiantes. Pueden parecer obvias, y soy consciente de la dificultad de llevarlas a cabo, pero considero que tomar conciencia de ellas puede contribuir a generar entornos de aprendizaje más positivos. Son de aplicación para cualquier aula, y útiles para todos los jóvenes, pero más importantes aún cuando hablamos de la alta sensibilidad:

  • Crear un entorno de tranquilidad y silencio y/o generar momentos especiales donde haya menor estimulación sonora.
  • Respetar tiempos de transición de una actividad a otra; esto implica escuchar y aceptar los distintos ritmos y tiempos de aprendizaje que cada cual puede tener. También soltar algo de la presión que como docentes tenemos siempre en relación a los temarios.  Aceptar que menos es más si lo hacemos con mayor cuidado y calidad.
  • Permitir espacios donde la creatividad sea protagonista, hay muchos contenidos que pueden integrarse y asimilarse mejor si utilizamos recursos creativos para ello: collages, dibujos, escritura libre, role-plays, etc.
  • Variar el modo en el que se presentan los contenidos, utilizando distintas fuentes de información para mantener la motivación y poder llegar a alumnos con distintas preferencias en sus estilos de aprendizaje.
  • Introducir dinámicas cortas que ayuden a incrementar la conciencia corporal. Estas dinámicas pueden ser al inicio de la clase, o después de una actividad más dinámica y movida. (Os remito al post ya mencionado para coger más ideas).
  • Explicar conceptos relacionados con la diversidad (no sólo con la alta sensibilidad por supuesto) ayuda a aumentar la conciencia en todo el alumnado, prevenir problemas de incomprensión o conductas de aislamiento al otro.
  • Posibilitar espacios de trabajo individual o en parejas que para jóvenes con alta sensibilidad es sin duda menos demandante que grupos grandes.
  • Si se realizan actividades grupales tratar de que sean grupos pequeños en los que se mezclen alumnos con características de personalidad distintas enseñándoles (sin etiquetar ni señalar) la importancia de las propias capacidades y de cómo la diversidad genera mejores resultados en un equipo de trabajo.
  • Si es posible (y en muchos campus universitarios lo es) realizar alguna actividad al aire libre, y en contacto con la naturaleza. Esto ayuda notablemente a regular el sistema nervioso y hay numerosa investigación que lo soporta (ver abajo).
  • Cuidar nuestro vocabulario a la hora de dar feedback sobre una actividad. Los docentes tenemos tendencia a fijarnos en los errores y una crítica mal expuesta puede ser demoledora para alguien con alta sensibilidad. Orientarnos a aquello que se puede mejorar es una estrategia más útil que puede ayudar a todos los alumnos a mejorar en su proceso de aprendizaje.

¡Hagamos entre todos que estos diamantes escondidos salgan a la luz!.

Incorporo al final algunos links y estudios que pueden ser de interés en relación al rasgo de alta sensibilidad y el ámbito educativo. Y si te ha interesado este artículo, ¿quieres compartir alguna de tus buenas prácticas con un comentario?

Waite, S. (2020). Where are we going? International views on purposes, practices and barriers in school-based outdoor learning. Education Sciences, 10(11), 311. https://doi.org/10.3390/educsci10110311

Yano, K., Kase, T., & Oishi, K. (2021). Sensory processing sensitivity moderates the relationships between life skills and depressive tendencies in university students. Japanese Psychological Research, 63(3), 152-163. https://doi.org/10.1111/jpr.12289

Acevedo, B. P., Aron, E. N., Aron, A., Sangster, M. D., Collins, N., & Brown, L. L. (2014). The highly sensitive brain: an fMRI study of sensory processing sensitivity and response to others’ emotions. Brain and behavior, 4(4), 580-594. https://doi.org/10.1002/brb3.242

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